Construido en 1798 por el Marqués de Quiroz, este edificio todavía lleva la marca de la egolatría de los antiguos propietarios que tenían la frontón: "Después de Dios, Quiroz". Nada menos transformado en hotel de lujo (la colección privada de Casa Andina), hoy en día acoge a las personalidades más importantes del mundo, pasando por la ciudad.